El economista Pablo Pero consideró que el mercado argentino se mueve con cautela ante la incertidumbre electoral y señaló que “hay más para perder sin cubrirse que cubriéndose”, en referencia a la tendencia de los inversores a dolarizarse en las semanas previas a los comicios.

“Es difícil prever el comportamiento del dólar después de una elección. En la historia reciente, la mayoría de las veces el tipo de cambio subió. Los pocos casos en los que bajó, como ocurrió cuando fue electo Mauricio Macri en 2015, la baja fue temporal”, explicó en diálogo con LA GACETA.

Pero sostuvo que el incremento de la cotización responde a una actitud de resguardo más que a una señal de crisis. “El mercado argentino dice: prefiero perder por ser demasiado prudente antes que por no cubrirme”, graficó.

Al analizar la situación actual, el economista indicó que el dólar oficial ronda los $1.500 y el dólar bolsa los $1.600, valores que, según él, “no están lejos del promedio histórico”. “Si tomamos los últimos 30 o 40 años, el dólar promedio a valores de hoy está cerca de $1.590. Por eso digo que el nivel actual no luce desfasado”, apuntó.

ARCHIVO

De acuerdo con su visión, la economía argentina atraviesa la etapa final del ajuste macroeconómico. “El equilibrio fiscal ya está fortalecido. El Gobierno empezó a ordenar la emisión y con el respaldo del Tesoro de Estados Unidos habrá dólares suficientes para enfrentar los compromisos inmediatos”, sostuvo.

“Estamos cerca del final del ajuste macroeconómico. De aquí en adelante queda lo microeconómico: liberar pesos, bajar tasas de interés, facilitar créditos y aliviar el ahogo de las familias”, precisó Pero.

Sin embargo, advirtió que el Gobierno podría postergar decisiones clave hasta después de las elecciones. “Si se anima a dar ese pasito, probablemente lo haga después del 10 de diciembre. Hoy teme que una medida de ese tipo tenga costo político”, analizó.

Respecto del ajuste de tarifas, estimó que aún resta una corrección de entre 25 y 35% para alcanzar niveles de equilibrio. “Eso presionará algo más sobre los bolsillos, pero completará un proceso de sinceramiento necesario. De todas formas, no veo al Gobierno apurado por hacerlo ya; tal vez lo encare a mitad del año que viene, cuando la economía muestre signos de recuperación”, concluyó.